El fusilamiento Monólogo

Por:
Juan Bernardo Palacios Lemos.

Árbol de ébano en el centro del escenario, iluminado por una luz intensa. Atado al árbol un hombre negro se debate entre la vida y la muerte. Frente a él un pelotón de fusilamiento apunta. Por alto parlante se escuchan las notas del himno nacional de la república de Colombia, y la voz en off de un pregonero que lee la sentencia. Se sentencia Condenar a Ladislao Ventura Lemus, reo del delito de incendio premeditado, con circunstancias agravantes, a la pena capital. Notifíquese y cúmplase.

LADISLAO VENTURA LEMUS: nadie me ha impulsado o magnetizado para cometer este delito, y si lo hice fue por desorden mental al ver que todas mis aspiraciones y mis esperanzas han quedado burladas (mira con rabia al cura) y quería también que los que se encuentran aquí felices sintieran el peso del sufrimiento. Desgraciadamente mi plan se frustró y no pude conseguir lo que deseaba (Eleva su rostro al cielo). Bienaventurados los que padecen persecuciones de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos.

(Baja la cabeza, agotado y con voz entrecortada) Hay quienes se alegran de verme aquí (de nuevo observa al cura) ¿qué pensarán allá arriba de sus mensajeros en la tierra? Debe estar feliz, estoy sentenciado. (Con voz fuerte) Mis enemigos tienen sed de sangre… mi destino fatal me ha puesto en sus manos. Yo moriré para ganar con el suplicio lo que los hombres me han negado… estoy seguro que lo ganaré, soy un hombre nuevo, un alma que nace (calla). No temo a la muerte, ni a los dientes de la maquinaria blanca que alimenta la diferencia de niveles, que crea privilegios y discrimina a su antojo (Escupe, un silencio invade el escenario).
Ustedes, hermanos y hermanas que algún día me vieron ayudando en la Iglesia como monaguillo (se queja de dolor) y hoy no lo pueden creer (voz en off: da la orden al pelotón para preparar las armas, el hombre negro se adelanta con voz fuerte). Mírenme, soy yo, el hijo de Carmen la negra y el blanco Andrés (intenta soltarse haciendo movimientos fuertes). Ese que apenas supo que iba a tener un hijo con una negra, se marchó del pueblo (con rencor) porque no quería ser humillado.

(Calla, toma una bocanada de aire, eleva los ojos al cielo, suspira). Dios ha querido que hoy ocupe este lugar para limpiar todas mis culpas
(Con los ojos bien abiertos mira fijamente al cura). Pero como yo, de mi agitada y turbulenta vida; procuré sacar un bien del más supremo mal (forcejea e intenta pararse), hoy me toca pagar una deuda (las lágrimas intentan salírsele, pero las contiene para que no se imaginen que suplica).
¡Está bien! Jesucristo el supremo creador también fue vilmente calificado de impostor, título que me atribuyen hoy, pero mi patíbulo en realidad no es un calvario, ni cosa infame. Este día que empieza es día de resurrección (Con esfuerzo traga saliva, se queja de dolor).

Amigo Latonius, adiós, desde muy pequeño nos conocimos, fuimos amigos y además parientes, éramos casi hermanos y en nuestra niñez jugábamos juntos (el rostro deja ver una leve sonrisa). Después fuimos hombres. Y ahora en mi tragedia hemos vuelto a ser amigos y hermanos. Amigos leales ante Dios y los hombres, quédate tranquilo que sin querer les he ganado la partida final, al quemar mi cuerpo con los fusiles oficiales van a volver oro mi espíritu, voy a ser lo que he soñado: voy a ser inmortal ¡NON OMNIS MORIAR!

(Sonidos de fusiles cargando, de redoble de tambor. Voz en off: pelotón apunten. El hombre negro se adelanta. Respira profundo, observa la multitud).Ya no puedo más que decirte adiós para siempre (agacha la mirada, forcejea, estremece su cabeza). Si algún día vieras que en mi fosa no hay cruz, hazla poner que Dios te lo pagará.

(Voz en off da la orden de disparar, inmediatamente una descarga de disparos de fusil acalla su voz. Voz en off de las personas que contemplaban el fusilamiento. Era inocente, los blancos lo inventaron todo, era inocente, es una injusticia; la luz que ilumina se va desvaneciendo lentamente)