somos solo materia vibrante atravesando oscuros laberintos.
Alguna vez agarre tan fuerte su mano
Que pensé ahí en ese preciso instante al borde,
Alguna vez agarre tan fuerte su mano
Que pensé ahí en ese preciso instante al borde,
sobre la cornisa
que saltaríamos juntos al abismo.
No,
No,
aquí estoy yendo río a bajo solo,
dejándome llevar por la corriente,
esa tranquilidad se transforma en angustia,
después en desesperantes momentos,
aqui inmóvil,
Cuento tres,
Cuento tres,
dos y,
uno,
no salgo a ver quien toca la puerta,
ya se ha ido,
miro por la ventana y no reconozco esa silueta,
la oscuridad no me permite ver si es ella,
no se parece a la de ella,
avanza por el corredor que da a la calle y desaparece.
nunca mira atrás.
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