A MI AMIGO ANTU

A MI AMIGO ANTU

EL CUENTO DE MUCHAS AVEJAS.

En el panal de abejas ya estaban acostumbrados a recolectar el néctar de las flores mas coloridas. Todos los días salían cientos de abejas del panal puntuales a cumplir esa ardua tarea y con esa misión; no sabían nada de la rutina; Solo de miel y de la buena. En días de lluvia no sabían qué hacer, no podían salir a laborar, como cuando Bob era niño, su madre le decía si llueve no vas a la escuela, y el todas las mañanas esperaba que amaneciera lloviendo… el recorrido hasta las flores en época de lluvia se convierte en un suicidio. Cumpliendo con la tradición una abeja recolectora muy joven se preparaba para su primer día fuera del panal y como era normal, espero salir con uno de los más antiguos, era la tradición. Al estar fuera del panal todo le sorprendía, el aire fresco del campo, las hermosas flores, los enormes árboles frutales, no podía creer estar viendo tanta belleza, era maravilloso estar fuera del panal. Las demás abejas no podían entender la reacción de la abeja macho, para ellos era algo normal, este se distraía con todo y no cumplía con la recolección de la miel.
– Tú, tienes que recolectar miel, esa es tu misión-, dijo un viaja abeja.
Pero este no presto atención, jugaba y volaba como loco, volando y volando se alejo tanto que alcanzo a ver muchos colores tendido sobre la verde hierba, ahí se encontraban tres jóvenes sentados preparando lo que sería su comida en el campo, le llamo tanto la atención que voló hacia ellos; encima del mantel se encontraban varios platos con pan francés, un frasco de mermelada de melocotón, un pocillo con salsa de zanahoria, un postre de galletas de chocolate, un canasto con berenjenas asadas, y tostones bien fritos, tres hamburguesas con torticas de arveja, queso, tomate y salsa de remolacha. Un gran banquete para saborear, -eran vegetarianos los chicos-. La abeja joven hizo un descenso, voló cerca y se alejo, dio una que otra vuelta y se acerco al frasco de mermelada de melocotón, lo más dulce y con buen olor, cuando estaba parado al borde del frasco saboreando con gusto sintió una cosa extraña que lo alejaba de su nuevo alimento, lo golpeo tan fuerte que callo fuera del mantel,
- que paso- dijo,- -a quien se le ocurre alejarme de mi exquisito alimento- replico la abeja.
Retomo el vuelo can un poco de dificultad y volvió al frasco, de nuevo sintió la misma fuerza que lo alejaba del frasco, esta vez cayo más lejos. Una de las abejas recolectoras observo lo que le ocurría a la abeja joven y alerto a las demás, estas sin pensarlo tres veces se fueron contra los jóvenes. Al ver las enfurecidas abejas lo único que pudieron hacer los tres jóvenes fue salir corriendo a ocultarse de las abejas. La abeja joven al ver la ayuda brindada por sus compañeros se recupero, y sintió tanta felicidad que las invito a disfrutar del gran banquete. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

Por: Bob BERNARD