A TRAVÉS DE LA VENTANA

A TRAVÉS DE LA VENTANA

No pude dejar de ver los cadáveres de hombres y mujeres que bajaban bocabajo por el rio cristalino, pintándolo de rojo, alce mis ojos y en el cielo un tremendo helicóptero daba ráfagas de balas Que me dejaron seco, inmóvil por unos segundos, sin querer fui tomado por sorpresa por la espalda.
-Ne he hecho nada no me vaya a matar-

Lo que se me ocurrió hacer fue arrodillarme, mi corazón latía a mil por hora y los ojos se me encharcaron de unas gotas espesas que juagaban mi cara mientras el arma se apoyaba con fuerza mi espalda.
El camino empedrado se hacía cada vez más largo y desolado, la vos de los cantantes del bar se perdía con cada paso, nada no puede uno hacer nada cuando te apuntan con un arma por la espalda sino implorar que no disparen.

Las cervezas estaban demasiado frías y las gentes del parque que general mente es visitada por marihuaneros reían.
El lugar se fue quedando oscuras, la noche había llegado con una ráfaga de viento fuerte que me hiso pensar en la muerte, no sé porque llego a mis oídos la canción de Bob Marley “one love” y la tararee un rato mientras rascaba un poco de hierba para fumarla.

Le di de beber a mi cuerpo sediento y encontré un tremendo relajo, le pegue un plon profundo al cigarrillo de marihuana que había comprado cerca de mi casa, no era muy frecuente que yo saliera a comprar, mi amigo jerónimo me contaba sus pequeñas historias de amor, y lo aburrido que estuvo el día del matrimonio del “flaco”, un pelado que había sido un parcero de jerónimo, nunca pensamos que sería capaz de casarse, pero lo hiso mucho huevon, ya no va poder salir más con los del parche. Otra bocanada de humo entro por mi cuerpo y fue buenísima, podía escuchar más fuerte en mi cabeza el tema de Bob Marley y sin temores volví a fumar.

Nunca me ha gustado opinar de las demás personas, pero este era un parcero y ya no se puede hacer nada.

Mañana cumplo años y todavía no me siento tan viejo,

-que poder de vareta, ¿es del barrio o de el callejón?

-mi pregunta no tuvo oído receptor y se fue viajando con el viento fuerte del parque, me termine mi varetico, tome cerveza,

-me rasco la huevas todo los días y ya me estoy aburriendo-,

¡vamos a robar un banco! Dijo el parcero colorado, le decíamos así porque el pelo lo tenía colorado, a mi me dio fue risa y con la traba se me acrecentó, nos relajamos, prendimos un cigarrillo y salimos caminando relajados del parque, en la esquina unos policías nos esperaban, a mi me encontraron mi dosis personal y me la botaron sin decir nada, pidieron los papeles y se los pace, llamaron por radio y todo bien, porque aquí donde me ve nunca he hecho nada malo, solo fumar marihuana y rascarme las huevas, nos dejaron ir a los cuatro.

El otro año voy a estudiar.

Juan Bernardo palacios